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La pandemia, el aumento de la demanda de componentes electrónicos, la falta de capacidad para abastecer materias primas, problemas y retrasos en la logística mundial, la guerra entre Rusia y Ucrania y dificultades económicas en todo el mundo, se suman y parecen sumergir a nuestro planeta en una depresión e incertidumbre que en las últimas décadas no se veía. Sin embargo, ninguno de estos factores estancará el crecimiento mundial en el mediano y largo plazo; por el contrario, lo acelerarán con el impulso del creciente compromiso mundial de seguir invirtiendo en Investigación y Desarrollo tecnológico.

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Por: Lic. Diego Madeo – Director Ejecutivo – Garnet Technology
https://linktr.ee/diegomadeo

Hace unas semanas tomé un viejo libro de mi biblioteca, un pequeño ejemplar llamado “Microelectrónica” escrito en la década del 80. Recuerdo cuando lo compré: lo encontré de casualidad a muy bajo precio, uno de esos pequeños libros perdidos que se pueden conseguir en las viejas y tradicionales librerías de Buenos Aires. Por aquel momento recién iniciaba mi carrera de ingeniería electrónica y el libro me sirvió para armar un trabajo práctico en los primeros años. Al abrir el libro nuevamente, en la parte central, me encontré con un título que me llamó la atención: “Ordenadores, robots y nuevos medios conquistan el mundo”. Para su época toda una novedad o simplemente una película de ciencia ficción… pero casi 40 años después, poderosos microprocesadores son responsables de los avances más impresionantes que hemos visto en los últimos años en materia tecnológica. Muchos de nosotros vivimos el inicio de una carrera tecnológica que fue desarrollándose año a año sin detenerse. La llegada del transistor cambió para siempre la vida de una sociedad muy distinta a la actual.

¿Pero… qué factores impulsaron a lo largo de la historia los grandes avances tecnológicos?

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Casi toda la riqueza del mundo se ha creado desde el surgimiento de la industrialización. Acentuando el crecimiento explosivo desde los inicios del Siglo XX con las dos guerras mundiales, el desarrollo tecnológico ha sido el gran impulsor desde la Revolución Industrial.

La tecnología destinada a la seguridad pública y la defensa de los países dio lugar a Internet y la fibra óptica, ambas desarrolladas accidentalmente pero esenciales para la innovación del siglo XXI. Sin la carrera tecnológica que se llevó a cabo para ganar la Guerra Fría, posiblemente el mundo no hubiera entrado en la Era de la Información después de la caída del Muro de Berlín.

Hoy es de conocimiento público que Internet – o su predecesor, ARPANET – nació en 1969, cuando en plena Guerra Fría el Departamento de Defensa de EE.UU decidió crear un sistema de comunicaciones capaz de resistir un ataque nuclear. Pero por aquella época todos hablaban de un futuro idealizando basado en que el año 2000 tendría autos voladores y autopistas aéreas, pocos hablaban de las comunicaciones en la nube y de la red de redes, Internet, que sería la gran responsable de los avances tecnológicos. Y volviendo al punto, la crisis entre Rusia y EE.UU, fue la gran impulsora del desarrollo de nuevas tecnologías.

A partir de la revolución industrial se pueden distinguir claramente cinco paradigmas tecno-económicos, donde cada uno de ellos representa una evolución a raíz de una crisis.

  • 1770-1840: Primera Revolución Industrial.
  • 1880-1914: Segunda Revolución Industrial.
  • 1930-1980: La época de oro del pleno crecimiento seguida de la crisis de producción en masa.
  • 1980-2014: Surge el nuevo paradigma de las tecnologías de la información y comunicación.
  • 2014 a la actualidad: Transitamos la cuarta revolución industrial o la Industria 4.0, en la que sistemas inteligentes se integran con las organizaciones y las personas.

Cada etapa, con su propia crisis, impulsa un crecimiento, un avance casi obligado de metodologías impulsadas por la tecnología.

Pero esta nueva crisis post pandemia nos está hablando, nos dice que algo cambiará. La humanidad está actualmente bajo los efectos de la fiebre del Chip… claramente sin chips este mundo ya no funciona. Está claro que desde hace dos años venimos sobrellevando problemas de desabastecimiento de semiconductores que hoy parecen tener su alivio con el correr de los próximos meses. Asia continua su escalada para mantenerse como líder en la fabricación de semiconductores, pero EEUU no se queda atrás y hace unos meses anuncia la instalación de fábricas de semiconductores más grande del mundo, Micron Technology revela planes ambiciosos para desarrollar el complejo de fábrica de chips más grande del mundo que permitirá crear casi 50.000 puestos de trabajo solo en Nueva York.

Debemos pensar también que existe un gran factor motivador para lo que vendrá en los próximos años y es esta profunda crisis mundial que estamos viviendo, la que acelerará e impulsará a las grandes potencias para invertir en tecnología e innovación. Hoy en día así se está haciendo con grandes inversiones en las nuevas fábricas de semiconductores, como mencionábamos anteriormente, que apuntan a tecnologías muchos más potentes en materia de procesamiento de datos, sin olvidar que los tamaños de los chips se reducen y los consumos disminuyen. Pronto veremos nuevos productos, nuevas redes de comunicación tan potentes como 5G que permitirán nuevos desafíos.

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En 2022 estamos más cerca de la próxima revolución tecnológica.

Impulsados por la carrera tecnológica global, nuestros hijos heredarán un futuro significativamente más digital, sostenible, con inteligencia artificial y orientado al espacio. La tecnología cambiará la estructura de la economía global, cuestión que ya estamos viendo con las cripto monedas. Las nuevas generaciones vendrán con otra estructura de pensamiento basada en el uso de la tecnología y la lógica. Pero debemos ser conscientes de que el uso responsable de las nuevas tecnologías no deben promover la deshumanización o fomentar el aislamiento social.

Es momento de tomar decisiones enfocadas que promuevan una transformación positiva para el mundo que viene, un tema en el que no hay expertos: lo iremos construyendo entre todos. Esto debe motivarnos a un aprendizaje, adaptación y crecimiento constante porque los cambios serán cada vez más veloces.