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Técnicos de seguridad electrónica son hoy una pieza fundamental en el nuevo mapa laboral que dibuja la inteligencia artificial.
En tiempos donde la automatización parece avanzar sobre todos los rubros, hay un grupo profesional que no solo resiste: se fortalece.
Mientras muchos temen ser reemplazados por algoritmos, los electricistas y los instaladores de seguridad electrónica se consolidan como actores clave del mundo tecnológico actual.

Un oficio que se volvió estratégico: Técnicos de seguridad electrónica

Según proyecciones globales, la demanda de técnicos especializados en energía, cableado, automatización y seguridad crecerá de manera sostenida durante la próxima década.
El motivo es claro: la expansión de la infraestructura digital.
Cada nuevo centro de datos, cámara inteligente o sistema de automatización necesita manos humanas para instalar, conectar y mantener los equipos.

Jensen Huang, CEO de Nvidia, lo expresó con claridad: “La próxima generación de millonarios serán electricistas y técnicos. ChatGPT no puede reparar un cable ni instalar una alarma.”

De la electricidad a la seguridad electrónica

En Argentina, gran parte de los electricistas amplió su horizonte profesional sumando seguridad electrónica a su portfolio de servicios.
La instalación de alarmas, cámaras, control de accesos y automatización doméstica requiere el mismo conocimiento base que la electricidad, pero con un valor agregado: la integración tecnológica.
De este modo, muchos profesionales encontraron una nueva fuente de ingresos y una forma de diferenciarse en un mercado cada vez más competitivo.

Un oficio con futuro y propósito

Más allá de los ingresos, hay algo que ninguna inteligencia artificial puede reemplazar: la confianza humana.
Los vecinos siguen prefiriendo que su sistema de seguridad lo instale alguien de confianza, una persona con la que puedan hablar cara a cara y sentirse acompañados.
Esa relación directa, sumada a la capacidad técnica, convierte a los instaladores en actores esenciales dentro de la cadena de valor de la seguridad.

El desafío: formar nuevas generaciones

El gran desafío está en el recambio generacional.
En un país donde faltan jóvenes que elijan oficios técnicos, la seguridad electrónica aparece como un terreno fértil para atraer vocaciones.
Combina tecnología, trabajo práctico, independencia laboral y proyección económica.

Impulsar la formación de nuevos instaladores no solo es una necesidad del sector, sino también una apuesta al desarrollo productivo del país.

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