fbpx

Durante años, la industria de la videovigilancia se movió entre dos modelos bien definidos: soluciones 100% on-premise, con infraestructura propia y licencias perpetuas, y plataformas SaaS en la nube, basadas en suscripciones mensuales y servicios remotos.

Sin embargo, en proyectos reales de seguridad electrónica —especialmente en entornos corporativos, industriales y gubernamentales— esta dicotomía empieza a quedar corta. Cada modelo resuelve parte del problema, pero también introduce nuevas limitaciones. En ese contexto, comienza a consolidarse un modelo híbrido que combina características de ambos mundos.

El dilema clásico del VMS

En la práctica, los integradores conocen bien el escenario.

El cloud puro simplifica la gestión y el licenciamiento, pero plantea desafíos en soberanía de datos, ancho de banda, latencia y dependencia de la conectividad.

El on-premise tradicional garantiza control total de la información y operación local, pero exige inversiones iniciales elevadas y suele quedar atado a ciclos de actualización largos o costosos.

La pregunta ya no es cuál modelo es mejor en abstracto, sino cuál se adapta mejor al negocio y al riesgo del cliente.

El modelo híbrido: software como servicio, infraestructura propia

En los últimos años empieza a verse una alternativa intermedia: VMS con licenciamiento por suscripción, pero desplegado íntegramente en la infraestructura del cliente.

En este esquema, el servidor, el almacenamiento y las cámaras permanecen on-premise. Las grabaciones y analíticas no salen de la red local. El software se licencia bajo un modelo recurrente, similar al SaaS.

Esto rompe con la lógica tradicional de “o nube o local”, proponiendo una combinación más alineada con proyectos profesionales.

Qué cambia desde la mirada del integrador

Este enfoque introduce varios cambios relevantes en la forma de diseñar y vender sistemas.

El cliente evita una gran inversión inicial en licencias, lo que facilita la aprobación del proyecto y acelera el cierre.

El modelo de renta permite mantener el VMS siempre actualizado, incorporando mejoras de performance y nuevas funciones sin renegociar licencias.

A diferencia del cloud puro, la información crítica permanece bajo control del cliente, un punto clave en sectores regulados o sensibles.

Para el integrador, el licenciamiento recurrente se alinea mejor con esquemas de soporte, mantenimiento y contratos de largo plazo.

Para qué tipo de proyectos tiene más sentido

Este tipo de arquitectura híbrida suele encajar especialmente bien en empresas con políticas estrictas de seguridad de la información, en industria, logística, energía y minería, en organismos públicos y en entornos críticos, así como en clientes que buscan previsibilidad de costos sin perder control técnico.

No reemplaza todos los modelos existentes, pero amplía el abanico de opciones disponibles.

Una señal de madurez del mercado

Más que una moda, el avance de estos modelos híbridos refleja una maduración de la seguridad electrónica. Se discute menos sobre dónde corre el software y más sobre operación, riesgo, costos y continuidad.

Para los integradores, comprender estas nuevas formas de licenciamiento y despliegue ya no es opcional. Es parte del nuevo lenguaje del negocio.

Consultanos!