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Crowdfunding es un mecanismo que permite que muchas personas aporten sumas pequeñas para concretar un proyecto, realizar donaciones y hasta ganar dinero. Pero hay claves a tenerse en cuenta para no correr riego.

Cada vez más personas hablan del “crowdfunding” o micromecenazgo pero ¿de qué se trata? Es un mecanismo colaborativo de financiamiento que consiste en utilizar el capital de gran cantidad de personas a través de pequeños aportes. Además, este sistema está apoyado en plataformas tecnológicas que posibilitan ofrecer dinero desde cualquier parte del mundo. Este sistema es una alternativa de inversión inclusiva porque ofrece herramientas de capitalización sin intermediarios a una nueva generación de inversores.

Permite el levantamiento de capital para un proyecto, para una nueva empresa o juntar dinero para causa solidaria con contribuciones que pueden ser pequeñas porque pueden sumarse gran cantidad de personas. Se basa en varios enfoques para ofrecer apoyo financiero, incluida la inversión de capital, los préstamos entre pares (P2P) y los modelos de financiación colectiva híbridos.

crowdfunding
La consultora Statista espera que para 2027 el mercado de crowdfunding alcance los US$ 25.800 millones, siendo Asia-Pacífico la región de mayor crecimiento. Es que la pandemia, lejos de detener esta tendencia, la impulsó.
En esta línea otros analistas prevén un futuro promisorio para este sector. Entre 2015 y 2020, el mercado global de crowdfunding experimentó un gran crecimiento. Hace siete años el tamaño de esta industria a nivel global era de aproximadamente US$12.270 millones. Y, según estimaciones de la consultora estadounidense Imarc Group, se espera que de ahora a 2026, el mercado crezca un 17% por año.
Diferentes tipos de crowdfunding
Hoy existen cinco sistemas de crowdfunding principales, clasificados en función a lo que obtienen quienes participan del proyecto:
  • Participación de la sociedad: quien aporta el dinero recibe acciones de la compañía o emprendimiento, y pasa a ser un socio de la empresa.
  • Donación: en este caso la persona que participa no esperan recompensas o beneficios a cambio del aporte.
  • Préstamos o crowdlending: quien interviene del proyecto obtiene interés por el dinero prestado, actúa como si fuese un prestamista.
  • Royalties: al concretarse el proyecto se obtiene una parte simbólica de los beneficios.
  • Recompensa: se consigue otro tipo de premio o beneficios acordado previamente por las partes. Podría ser, por ejemplo, probar primero el producto o servicio y recibir un regalo a cambio del aporte.
Claves fundamentales
Lo primero a tener en cuenta es que, como ocurre en la mayoría de las inversiones no conservadoras, invertir en este tipo de proyectos implica algunos riesgos. ¿Qué puede pasar?
  • El negocio en el que se invierte podría quebrar
  • Muchas empresas nuevas fracasan durante los primeros años por lo cual los inversionistas podrían perder su dinero
  • En el crowdfunding la devolución no está garantizada
  • Puede ser complicado vender las acciones cuando el participante quiere salirse del negocio
  • O puede ocurrir que la plataforma de crowdfunding donde se encuentra el proyecto quiebre.

Por eso es fundamental que el fundador del proyecto tenga en cuenta algunos consejos. En primer lugar, es importante prepararse para el lanzamiento. Según investigaciones recientes, las campañas que recaudan el 30% de su objetivo en los primeros siete días tienen un 90% de probabilidad de éxito, por eso es tan importante el inicio o lanzamiento.

Por otro lado, el 80% de las campañas que fracasan quedan por debajo del 20% de su objetivo de recaudación. Por esta razón, antes de lanzar una campaña el creador debe asegurarse que logrará numerosas ventas durante los primeros días.

Para lograrlo es fundamental crear un video donde explique claramente de qué se trata el producto, servicio o experiencia. Además, es importante crear un retorno exclusivo para quienes participen en la campaña ofreciendo, por ejemplo, un mejor precio para las primeras personas que se sumen a la iniciativa. Y, otro buen consejo es crear una página web para obtener correos electrónicos de personas interesadas en el desarrollo. Además, es clave difundir el proyecto y la página web a través de las redes sociales, diferentes canales de comunicación, WhatsApp y por email.

Por último, es muy importante el enfoque de comunicación del proyecto. Éste puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso, por eso es esencial pensar en el público al que se dirige y crear contenido especialmente desarrollado para él.