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Hace tiempo que el home office se incorporó a nuestras vidas, ya era una tendencia y la pandemia lo instaló definitivamente. Era algo que a los que les tocaba viajar, lo tenían incorporado. Definitivamente, durante la pandemia, el tema se consolidó. Se transformó en esencial.

Esto se acrecentó y muchas empresas empezaron a ver que podían empezar a reducir costos. Empezaron a ver que no tenían gastos de viáticos, de exposiciones, pasajes aéreos, comidas, hoteles, etc.

En muchos casos teniendo facturaciones menores a años anteriores pero al tener menos gastos tuvieron mayor ganancia. Luego vino un proceso donde las empresas empezaron a ver que el dejar de rentar varios pisos de oficina, mudarse y tener a sus empleados trabajando de forma remota fue contraproducente ya que se perdía el sentido de pertenencia de la empresa. Los cafés en la cocina o los cigarrillos en el hall o afuera donde había una interacción adicional entre los empleados. Ese sentido de pertenencia que se empieza a perder.

Ahí se dieron cuenta que ese desapego les jugaba en contra y le quitaba dinamismo a las compañías. Empezaron a reinventarse e intentar volver a la modalidad anterior. Demasiado tarde: Las nuevas generaciones las nuevas modalidades demasiado instaladas.

Por esto último las empresas están implementando que se trabaje parte del tiempo o tiempo completo de manera remota dándole esa libertad y flexibilidad al empleado.

Además empresas empezaron a implementar que trabajen 4 días en vez de los tradicionales 5.

En conclusión, hoy los modelos de negocios y el dinamismo de las empresas están muy atados al estilo de vida.

Este estilo de vida que en gran medida se ha re-acomodado durante y luego de la pandemia donde muchos se han acostumbrado y se han dado cuenta que hay necesidades que se pueden cubrir de otra manera.

Si bien la presencialidad a veces es imprescindible, en muchos casos se puede reemplazar. En las ciudades grandes el hecho de estar trabajando de manera remota ha ahorrado y se han aprovechado mejor esos tiempos muertos que uno tenía, por ejemplo, en el traslado de un lugar a otro.

Todos los días una, dos o tres horas para entrar a la ciudad y luego salir. Todo ese tiempo se puede volcar al trabajo y a la empresa en horas productivas o al empleado, inclusive, en cuestiones personales.

Por eso es que llegamos a decir que los modelos de negocios hoy tienen mucho que ver con el estilo de vida. Hay que entender el estilo de vida sigue siendo un proceso de cambio y no ha terminado de adaptarse. Es por ahí donde hay que entender la necesidades que tienen las personas hoy día en base al cambio de modalidad que tuvimos que afrontar y es por ahí donde los negocios tienen que entender ese cambio porque ya es un estilo de vida que las personas tengan esta flexibilidad laboral.

Autor, Ing. Sergio Mazoni. CEO AustralID

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