Por más chico que sea el proyecto, la energía y el entorno de trabajo de los equipos son factores críticos para garantizar la seguridad.
Así lo explicó Fabián Rodríguez, CEO de POWERSA, quien habló con InfoSeguridad sobre la importancia —y la subestimación— que aún existe en torno a la incorporación de datacenters en proyectos de seguridad electrónica.
Más allá del costo: confiabilidad y vida útil
“Todo sistema de seguridad, por más pequeño que sea, debe contar al menos con una UPS”, señala Rodríguez. La razón es simple: si no hay energía asegurada, no se puede hablar de seguridad.
En proyectos de mayor envergadura —aquellos que integran servidores, storages, switches y equipos de conectividad— el siguiente paso natural es un datacenter. Estos espacios controlados no solo resguardan los equipos, sino que aseguran que trabajen dentro de los rangos ideales de temperatura, humedad y limpieza ambiental.
La temperatura: el enemigo silencioso
Uno de los errores más comunes es subestimar el impacto de las variaciones térmicas.
“Los equipos toleran una variación térmica no mayor a un grado por minuto”, explica Rodríguez. “Los sistemas de aire acondicionado convencionales generan cambios bruscos de temperatura que dilatan y contraen los contactos internos y soldaduras, provocando fallas prematuras. En cambio, los aires de precisión mantienen una variable termica controlada y reducida.”
Por eso, los datacenters modernos —como los mini data centers de Huawei o Polaris— integran todo lo necesario: aire acondicionado, UPS, PDU (unidad de distribución de potencia), control de acceso, video verificación, detección de humedad, humo, temperatura y hasta sistemas de extinción opcionales. Todo ello garantiza la vida útil de los equipos, la continuidad operativa y la seguridad intrinseca de los equiupos y del edificio.
¿Solo para proyectos grandes?
Muchos integradores asumen que un datacenter es un lujo reservado para proyectos corporativos. Rodríguez desarma ese mito:
“En instalaciones residenciales o de pequeño comercio, alcanza con una UPS. Pero cuando ya hay varios switches, servidores o cámaras que exigen procesamiento constante, el datacenter se vuelve una necesidad técnica, no un capricho.”
Cada cámara IP de 4 mpx a 15 fps, puede generar entre 2 y 6 Mbps de ancho de banda, lo que se traduce en una alta carga de procesamiento, tanto para la red (switches, routers, etc.) como para los servidores; lo que se traduce en calor. En esas condiciones, los equipos con ventilación activa (coolers) requieren un entorno controlado de temperatura, humedad y polución.
Conclusión: la infraestructura también es parte de la seguridad
La seguridad no depende solo de cámaras o software inteligente, sino del entorno físico y energético que los sostiene.
Invertir en un datacenter no es un gasto adicional: es una inversión en confiabilidad, durabilidad y servicio profesional.





